11 de octubre de 2014

VALLE DE VALDERREDIBLE-ORBANEJA DEL CASTILLO
























Nos reunimos de nuevo, para salir en ruta sin tener destino, solamente quedaba  organizar la marcha.

No era fecha de encontrarnos con paisajes otoñales, aún era pronto, además nos habían informado que los bosques estaban verdosos y muy secos los ríos.

Elegimos acercarnos al Monte Hijedo, ubicado en la zona de Valderredible.

Es un gran bosque para senderismo (GR99). El tramo de ruta que transcurre por esta senda es de un potencial enorme.

El Monte Hijedo es una de las joyas del sur de Cantabria, siempre fue un referente topográfico en el pasado. Tiene uno de los robledales más importantes de la península junto con la selva de Iriati en Navarra.

Aunque el rasgo que mejor le define es que se trata de un excelente bosque de roble albar (quercus petraea), además de otras especies de roble, como rebollos o quejigos, alberga notables manchas de hayas, acebales inmensos y longevos ejemplares de tejo.

En el figura de manera destacada la presencia del lobo, como otras presas, especialmente el corzo y jabalíes. También otros pequeños mamíferos, como martas, gato montés, garduñas, armiño, comadrejas, tejón o nutrías.

Al encontrarnos con un bosque de hayedos, arroyos, robledal, pinar, roqueados, matorral, pastos..., es propicio para observar un buen muestrario de aves.

Tras dejar el vehículo en el aparcamiento y finalizar el trayecto, empezamos a andar por un camino que desciende por el interior boscoso del monte, entre el robledal en ambos lados, para dejar paso a las hayas y acebos.

Una vez en la caseta, nos desviamos hacia la izquierda, paralelo al arroyo Hijedo, por una pista forestal.

Vamos observando este gran bosque, donde se encuentran tejos centenarios y otros árboles como el roble albar de perfil estilizado.

Únicamente andamos unos metros para retroceder de nuevo y volver al vehículo. Ya habíamos conseguido alguna que otra foto.

Nos acercamos a la villa de Orbaneja del Castillo, perteneciente a la provincia de Burgos.

Pueblecito que ya habíamos visitado en varias ocasiones.

Es un pueblo singular donde convivieron judíos, moriscos y cristianos, todos juntos en otras épocas y de las cuales, todavía queda el nombre de alguna calle.

Se encuentra ubicado en Los Cañones del Ebro y destaca por su arquitectura y emplazamiento. Esta seleccionado como conjunto histórico desde 1993.

Al llegar lo primero que vemos es la conocida cascada que nace en medio del pueblo, cueva del agua y luego cae hacia el Ebro. Las formaciones rocosas que lo presiden son impresionantes.

Es un sitio para visitar y escoger los meses de primavera y otoño, cuando las lluvias contribuyan a que el agua baje en las cascadas con toda su fuerza y los arboles se visten de gala multicolor.

Pero no deja de sorprendernos el conjunto de extraños riscos inescalables que se alzan 150 metros por encima del curso del rio, cuando este describe un cerrado meandro. Se trata de media docenas de monolitos de hasta una veintena de metros sobre los que anidan los buitres. Entre dos de aquellos monolitos aparece un arco natural que parece desafiar toda ley física o arquitectónica.

Visitando el pueblo, al final, nos quedamos a comer en un sitio interesante, buena comida y con su catalejo preparado para divisar a los buitres.

Estos vuelan muy lejos, estuvimos intentando localizarles y fotografiarles, es difícil conseguirlo.

Por la tarde, regresamos camino a Santander, pero antes, entramos a San Martin de Elines, para visitar la Colegiata.

Una de las joyas de Cantabria y que forma parte del patrimonio románico.

La Colegiata fechada en el siglo XII, cuando los benedictinos se instalaron por la zona.

La visita fue de unos minutos y únicamente para fotografiarla.

Es junto a la de Cervatos, Santillana del Mar y Castañeda, las cuatro más importantes de Cantabria.

Terminamos con nuestra ruta turística más que fotográfica, pero contentos con el día.

Es un viaje interesante para ir conociendo, como se encuentran las hojas y cuanto tenemos que esperar, para verlas con esos colores rojizos, amarillentos...

Como novedad, la incorporación a nuestros equipos fotográficos, por parte de Nacho, con su nueva adquisición, un  objetivo 150-600.

Personalmente me ha gustado la excursión, creo que no hemos perdido el día y más al ver las fotos obtenidas. Tengo suficientes para seleccionar las más bonitas.